Saturday, March 17, 2007

REFLEXIONES SOBRE EL DENGUE

REFLEXIONES SOBRE EL DENGUE
Dr. Luciano Pereira
Los paraguayos en general, y los médicos en particular, estamos afrontando nuestra segunda epidemia de dengue. Esta segunda se ha presentado como más agresiva y ha pillado descuidados a todos, empezando por el Ministerio del ramo. Muchos argumentos se esbozan y ninguno definitivamente convincente acerca del fracaso de las medidas preventivas. Y entre los médicos, justo es reconocerlo, la desinformación ha campeado poco menos que al nivel del ignorante que aún no cree que la enfermedad se produce por la picadura del mosquito. Entre paréntesis, resulta nocivo que se publiquen estas creencias ridículas en la prensa porque después se transmiten más rápido que la propia enfermedad.
Respecto al test serológico que se realiza para confirmar la enfermedad, el mismo en la mayoría de los casos no tiene una aplicación práctica más que el “furor diagnosticandis” (furor diagnosticador) del cual hablaba un artículo que leí hace poco. Pongamos un ejemplo: Juan Pérez tiene cefalea y dolor retrorbitario, acompañado de fiebre persistente y dolores musculares generalizados que lo han postrado en cama. Es llevado a consulta a un médico y éste, ante la situación epidémica, solicita un hemograma y recuento de plaquetas (pues ya sabe que circula un serotipo viral que puede causar hemorragias). En el examen laboratorial se evidencia una disminución ligera de la cifra de glóbulos blancos (leucopenia), predominando levemente en la fórmula el porcentaje de linfocitos. Esto lo orienta más aún hacia un cuadro viral. La cifra de plaquetas tiene una disminución asimismo leve o se encuentra dentro de límites normales. Este es el cuadro clásico que, luego de unos días evolucionará hacia la mejoría, dejando como secuela una pérdida de peso de unos kilos, consecuencia de la inapetencia y náuseas que también acompañan la afección. El médico, en el afán cientificista y diagnosticador solicita al quinto día un test serológico para dengue, el cual da positivo. ¿Y?...¿Esto para qué sirve? Pues, sólo para confirmar laboratorialmente que Juan Pérez tuvo dengue. Algunos dirán: “Es importante para asumir medidas preventivas más agresivas para una próxima ocasión en que el mismo paciente pudiera contraer dengue, pues podría tratarse de la forma hemorrágica”. ¡Y qué! Esta forma, por cierto aún relativamente rara afortunadamente en nuestro país, no tiene tratamiento específico. Todas las medidas empleadas son meramente sintomáticas y ninguna funciona realmente cuando el cuadro es grave. A esto se suma el hecho de que los centros de salud donde se toman las muestras de sangre son ineficientes tanto en satisfacer las demandas de pacientes como en la provisión de los resultados que tardan más de una semana, tiempo en el cual el paciente, ya curado, difícilmente acuda a retirarlo. Y en los laboratorios privados el examen tiene un costo promedio de cien mil guaraníes, lejos del alcance de las clases más desfavorecidas. Un test que realiza el diagnóstico desde el primer día sólo está disponible en un laboratorio de la capital. Tenemos que reconocer que en estos momentos sólo sirve para llenar hojas de estadísticas. ¿Cuál sería la solución? Pues, se debiera apuntar hacia la investigación y desarrollo de una vacuna, ya que tampoco existe un antiviral que pudiera combatir la enfermedad. Esto requiere de mucho esfuerzo, dedicación, tiempo y sobre todo dinero, lo cual no es muy fácil obtener, dado que se trata de una enfermedad que hasta ahora sólo afecta a países en vías de desarrollo y ya se sabe que los países ricos no reaccionan hasta que son conmovidos ellos mismos. La misma situación del dengue se afronta con la Enfermedad de Chagas (más de 100 millones de infectados en el continente americano), el Paludismo (una de las principales causas de mortalidad en el Africa), etc., etc. ¿Qué nos sobra?: Asumir conciencia de la necesidad de ser más higiénicos. Esto debemos comenzar a enseñar en las escuelas. Y aquí hay que aunar esfuerzos de los ministerios de Salud, Educación y Secretaría del Ambiente. Muchos adultos ignorantes y tercos ceden ante la presión de la lógica infantil. Saquemos ventajas de esto organizando reuniones en que apuntemos hacia mejores hábitos que nos conduzcan a prevenir no sólo el dengue sino muchas otras enfermedades fácilmente prevenibles. Y el Parlamento deberá diseñar con inteligencia leyes que castiguen severamente a infractores (esto último es mucho pedir –dirán- pero sin soñar no podremos aspirar a mejores días).

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